La dorada (Sparus aurata), pescado habitual en aguas poco profundas de fondos arenosos o rocosos de las aguas más cálidas, como el Mar Mediterráneo o el Mar Menor.
Es en octubre, cuando la carne de la Dorada Salvaje es más sabrosa y ligeramente más grasa, una exquisitez que está muy por encima de las procedentes de piscifactoría.
Es un pez de la familia de los espáridos, de cuerpo alto y comprimido, de color gris plateado, bien proporcionado pero más escaso en el lomo. Tiene una mancha dorada entre los ojos, y en cada opérculo una mancha negra. Sus labios son gruesos y carnosos. La dorada, que puede llegar a los 70 centímetros, tiene una carne firme y de un sabor muy especial dado su hábitat marino.
La dorada, pescado semigraso ideal para dietas equilibradas y sanas, rico en ácidos grasos omega 3. Un pescado muy fácil de digerir, principalmente recomendado para personas con enfermedades cardiovasculares y digestivas.
La forma más tradicional de cocinar la dorada es “a la sal”. Sobre un lecho de sal gorda, se acuesta la dorada y se cubre entera con una gran capa de sal gorda. Se asa y para servirla se sigue el ritual de levantar el edredón de sal al que quedará adherida la piel y aparecerán los lomos limpios y en su punto. También es apta para prepararla a la plancha, o asada al horno regada con aceite de oliva y sal.