La alimentación y la productividad en el trabajo van de la mano

La alimentación y la productividad en el trabajo van de la mano

Una buena alimentación no solo se percibe en nuestro aspecto, sino que además se refleja en nuestros reflejos, nuestra capacidad de concentración, nuestra necesidad de sueño y todo lo que afecta a la actividad del cuerpo humano día a día. Incluso a la productividad en el trabajo.

Alimentación en el trabajo

Muchas empresas se empiezan a preocupar por los buenos hábitos alimenticios de sus empleados. En nuestro puesto de trabajo, la comida rápida se convierte en muchas ocasiones en la solución más utilizada a la hora de comer, en detrimento de comida casera traída desde casa. Seguir los beneficios de la dieta mediterránea y conservar bien los alimentos que llevamos al trabajo son unas primeras pautas muy aconsejables que debemos seguir.

En resumen, la alimentación ha pasado a un segundo plano en nuestro día a día, donde priman más las prisas y dedicarle más tiempo a las tareas de la oficina. Pero precisamente esa carencia de una buena alimentación nos influye negativamente en nuestra productividad en el trabajo.

De hecho, esta cuestión está preocupando cada vez más a la sociedad, en general, causando importantes problemas como la obesidad. Según estudios realizados en EEUU y Canadá, esta enfermedad provoca disminución de la productividad y estiman que puede generar entre 1,61 y 1,74% más de ausentismo.  Así sugieren que las empresas pongan a disposición de sus empleados medios para poder conservar y calentar la comida que traen de casa y organizar sesiones de deporte y ejercicio.

Recomendaciones de la OMS y la OIT

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que no sólo la obesidad es la epidemia del siglo XX, también hay otras patologías relacionadas con este problema como las cardiovasculares, el cáncer o la diabetes.

También la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reconoce la importancia de la alimentación dentro de la jornada laboral, pues los problemas generalizados de la escasa ingesta hasta el exceso o ingesta inadecuada de proteínas, energía y micronutrientes han generado la alerta. La OIT afirma que una alimentación no adecuada de un trabajador puede disminuir en hasta un 20% la productividad.

Ahora ya sabéis que para trabajar de forma eficiente no solo basta con organizarse, sino que la alimentación juega un papel fundamental en nuestro día a día laboral y es necesario dedicarle el tiempo que se precise, evitando comer comida rápida. Nuestra productividad nos lo agradecerá. Y recuerda: el pescado mejora la calidad del sueño.

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