Como hemos comentado en otras ocasiones, el pescado es fuente de vitaminas y rico en ácidos grasos omega 3 y 6, es bajo en calorías y de fácil digestión, y tiene un alto porcentaje de proteínas, importantes para una buena salud de músculos y huesos. Pero con los niños la teoría no vale, ¿cómo hacer que los niños coman pescado?
Cuando el pequeño de la casa dice que no quiere comer este o el otro pescado, el resultado puede ser tiempo de preparación perdido, además de una cena desagradable, un disgusto para los papás y tristeza para el niño, que ve que sus padres no están contentos con él. Si tenéis niños en casa seguro que las situaciones en las que el niño no quiere comer pescado os resultan de lo más normales.
¿Por qué los niños no comen pescado?
Pues aunque lo parezca, tiene una razón lógica, y son tres las razones principales:
Las espinas. No es algo que se haga de forma consciente, pero las espinas causan rechazo, es un acto reflejo del organismo, que el niño acaba asociando con algo malo.
El sabor. Los sabores nuevos asustan, cuando el niño ya tiene una cierta edad y el pescado se presenta como algo nuevo, ofrece un rechazo inicial.
La textura. Al igual que el sabor, la textura del pescado es particular y causa el rechazo del niño a priori.
Hay que tener en cuenta que…
El pescado es un alimento que causa alergias, y por lo tanto, el niño tiende a rechazarlo inconscientemente también por ello, es lo mismo que sucede con las verduras, que de forma inconsciente, durante la infancia asociamos con veneno, por su sabor amargo. El pescado se debe incluir dentro de una dieta variada en la que también se consumen otros tipos de alimentos.
No existe un acuerdo sobre el momento en el que empezar a introducir el pescado en la dieta de un bebé, entre los 12 y los 18 meses, es la recomendación actual, pero el pediatra será el que mejor asesore sobre cuando empezar a darle pescado.
¿Qué variedades comprar para que los niños coman pescado?
Teniendo en cuenta estas tres razones, se puede empezar a perfilar una lista de pescados para que el niño empiece a comer pescado, las variedades con menos espinas. Comprar el pescado en filetes o lomos reducirá la presencia de espinas.
Por ejemplo, la merluza suele ser una buena idea para empezar, un pescado muy rico en sabor, que ofrece muchas formas de preparación y que, además, tiene pocas espinas si se prepara como filetes. El lenguado y el gallo suelen gustar porque su sabor es muy suave, al igual que su textura.
¿Cómo preparar pescado para niños?
Precisamente, por el miedo a las espinas y por la textura, las presentaciones que incluyen elaboradas salsas o que tienen una presentación muy elaborada, aunque perfectos para adultos, pueden agudizar aun más el problema del niño a la hora de comer pescado. Preparaciones sencillas y con ingredientes claramente diferenciados son una buena opción.
Retirar espinas y pieles antes de cocinar facilitará que los niños coman pescado. Los rebozados y empanados tienen muy buena aceptación, por ejemplo, la merluza quedará muy bien rebozada. En forma de “libro” con queso o jamón también pueden ser una alternativa interesante y que seguro que gusta a los niños.
¿Y por qué no presentarlo en forma de hamburguesa? Asociar el pescado a un alimento que les gusta resultará una idea de éxito.
Un momento para estar en familia
No solo es importante cambiar el tipo de pescado, también es positivo afrontar el momento de la comida o cena de pescado como un momento de reunión familiar en el que cada uno cuenta lo que ha hecho en el día.
No hay que centrar la conversación en si el niño come o no come pescado, si nunca lo termina o si “se hace bola”. El lugar de eso, hay que reforzar la actitud positiva para que intente comerlo, comer el mismo pescado que ellos comen, y no sentirse frustrados si cuesta un poco que empiecen a comerlo. Un poco de tiempo será necesario, pero ya veréis que poco a poco, el niño come pescado de forma cada vez más natural.