Cómo se cultiva el mejillón en Galicia

Uno de los paisajes más característicos de las rías gallegas son las bateas de mejillones, esas estructuras cuadradas que se ven desde la superficie y que esconden miles de sabrosos mejillones bajo el mar.

Si bien es cierto que el consumo del mejillón está documentado desde la época celta– en el siglo VIII a.C. las primeras poblaciones celtas en Galicia aprovechaban la bajada del mar para hacerse con un rico menú de mariscos, como lo demuestran las grandes cantidades de conchas de mejillón y otros moluscos encontrados en el exterior de sus aldeas fortificadas o castros- no es hasta el siglo pasado cuando el cultivo del mejillón se profesionaliza.

Concretamente en la década de los cuarenta se inicia el gran desarrollo de la miticultura gallega, cuando el propietario de «Viveros del Rial», que llevaba tiempo intentando criar mejillones sobre estacas, cambia de método y decide intentar el cultivo de mejillón suspendido.

En menos de un siglo los procesos se han sofisticado y han logrado que el cultivo del mejillón sea uno de los sectores más productivos de la acuicultura de España (donde el 95 por ciento de las bateas se encuentran en Galicia, según un estudio del Gobierno de España)  y de los más importantes en Europa, ya que España es el segundo productor mundial de la especie después de China.

bateas de mejillones en la ría de Vigo. Foto de Flickr. Autor: Farrangallo
Bateas de mejillones en la ría de Vigo. Foto de Flickr. Autor: Farrangallo

¿Cómo funcionan concretamente las bateas? Estas balsas flotantes se ordenan en grupos, llamados polígonos, estrictamente regulados (tanto su número como su densidad). Una estructura de flotadores de acero, cadenas de acero y partes de madera forman el esqueleto en el que crecerán los bivalvos.

Son cuatro las etapas que marcan el cultivo del mejillón:

1)     Obtención de la semilla: los cultivadores recogen de manera manual, ayudados con una rasqueta, aproximadamente el 70% de estas semillas (mejillones muy pequeños) de procedencia natural, normalmente aprovechando las mareas bajas del Océano Atlántico.

2)     Colocación de la semilla en las cuerdas: en las cuerdas de nylon que miden entre 6 y 10 metros, los cultivadores colocan estas semillas, bien a mano, o bien ayudados de unas redes que se desintegran tras unas horas. Para que os hagáis una idea de la cantidad de semillas que se colocan, cada cuerda suele pesar al final de este proceso 14 kg.

3)     Desdoble : unos cuatro meses después de la colocación de las semillas y para evitar  que los mejillones se caigan de la cuerda en momentos de mal tiempo, además de permitir que crezcan rápida y uniformemente, la cuerda principal se desdobla en otras 3 o 4 cuerdas, con lo que los mejillones tienen más espacio para seguir creciendo.

4)     Engorde y cosecha: El crecimiento del mejillón en las Rías es muy rápido. El momento de máxima cosecha va de Octubre a Marzo cuando la demanda del mercado es mayor y la condición de la vianda es la mejor. Hoy existen más de 3.300 bateas dedicadas al cultivo de mejillón fondeadas en las aguas de las Rías Gallegas que hacen de Galicia una potencia acuícola a nivel mundial.

A estas cuatro etapas nosotros añadiríamos una quinta: el disfrute, con alguna de estas deliciosas recetas.

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