En este artículo, hablaremos de las conservas de pescado y marisco, en concreto de sus orígenes, porque la historia de la industria conservera gallega es digna de conocer para que entiendas por qué sus productos están considerados como alimentos de primera categoría.
Orígenes de las conservas.
En el siglo XIX, las tropas de Napoleón Bonaparte se toparon con el hambre de frente cuando estaban en la campaña de Rusia, ya que era muy difícil que llegaran víveres a zonas tan remotas. Napoleón sabía que si no tomaba medidas sería una tragedia y, por ello, ofreció una recompensa de 12.000 francos a la persona que hallase un método para mantener alimentos en buen estado durante un largo período de tiempo.
Así fue como, tras muchas investigaciones, Nicolás Appert descubrió en 1803 una manera efectiva de conservar alimentos por calor en recipientes cerrados herméticamente. Destacamos que publicó un libro donde detalló cómo conservar las sustancias de origen animal y vegetal, y su primera edición se encuentra expuesta en el Museo de Anfaco de la Industria Conservera. Gracias a este libro, Peter Durand patentó en 1810 la idea de preservar alimentos en latas.
Orígenes de la industria conservera de Galicia.
En 1850 se creó la primera fábrica gallega, denominada Caamaño, y aquí se fabricaron las primeras conservas de perdices y pichones. No obstante, Goday, situada en Illa de Arousa, y Curbera, en Vigo, fueron las empresas que se disputaron el primer puesto dentro de este sector industrial y las primeras por apostar en utilizar procesos mecanizados industriales.
Con unas condiciones ya mucho más favorables, el sector de la conserva gallega evolucionó hasta llegar a convertirse en un sector industrial moderno. A principios del siglo XX, este sector industrial se expandió de tal manera que convirtió a Vigo en la principal conservera de Galicia de pescados y mariscos. Así se empezó por conservar las propiedades del besugo y de las nutritivas sardinas.
En 1904, se creó la Unión de Fabricantes de la Ría de Vigo y hubo una expansión muy amplia del número de empresas, de la producción total y de las exportaciones. Pasaron de ser 7 negocios en 1880, a 80 los que se dedicaban a enlatar sardinas para su venta al exterior.
La Guerra Civil propició un impulso para estas fábricas, ya que debían abastecer a todas las tropas, pero la falta de materia prima propulsó que se hiciera casi un parón total en su producción. Gracias a nuevos procedimientos de pesca, como la difusión de cercos y traíñas, evitaron la escasez y comenzó la gran transformación en la pesca gallega.
La historia de las conservas en Galicia es muy interesante, y gracias a ella, puedes tener en casa pescados blancos, azules y mariscos en lata. Te animamos a incluirlos en tu dieta, echa un ojo a nuestra nueva línea de conservas gallegas 🙂