¡La Navidad está a la vuelta de la esquina! Comprar pescados y mariscos frescos con antelación y congelarlos es una excelente manera de ahorrar dinero y garantizar la calidad de tus menús navideños. Y es que los precios de estos productos suelen dispararse debido a la alta demanda durante estas fiestas. La clave está en aprovechar las semanas previas para adquirirlos frescos, asegurándose de que estén en su punto óptimo de consumo, y saber cómo congelar el pescado y marisco correctamente para que mantengan todas sus propiedades nutricionales y organolépticas.
En Mariskito, tu pescadería online, lo sabemos todo acerca de cómo congelar marisco y pescado de forma correcta para que una vez descongelado no afecte a su calidad, sabor, ni a su textura. Te indicamos cómo hacerlo en este post del blog de Mariskito, un blog la mar de interesante.
Aspectos a tener en cuenta antes de congelar pescados y mariscos
La calidad final de los pescados y mariscos congelados dependerá directamente de su estado inicial. Por eso, es fundamental asegurarse de que estos productos sean de calidad, estén frescos y en su punto óptimo de consumo antes de congelarlos.
Un aspecto clave es minimizar el tiempo entre la compra y el congelado. No es recomendable dejar el pescado o el marisco en la nevera durante varios días antes de congelarlo, ya que esto puede afectar su frescura. Lo ideal es congelar las piezas que no vayas a consumir tan pronto como puedas, en uno o dos días, asegurando así que mantengan todas sus propiedades intactas.
Además, el proceso de congelación varía según el tipo de preparación que desees. Por ejemplo, no es lo mismo congelar un pescado entero que troceado. Si tienes previsto consumir el pescado en porciones específicas, como rodajas, lomos o filetes, es mejor cortarlo previamente en las porciones deseadas y congelarlo ya preparado. Esto no solo facilita su uso posterior, sino que también mejora la conservación, ya que las piezas estarán listas para cocinar al descongelarlas.
En Mariskito seleccionamos a diario el mejor género que se subasta en las principales lonjas gallegas. Nuestro compromiso es ofrecerte productos de la más alta calidad, por eso nos encargamos de limpiar y preparar cada pedido a gusto del cliente en nuestras instalaciones, ubicadas en el Puerto de Vigo. El pescado fresco lo preparamos de diversas maneras, ya sea entero y limpio, en filetes, lomos o rodajas. En la ficha de cada producto, podrás indicarnos la preparación que prefieras, con todos los detalles que necesites. En cuanto al marisco, ofrecemos la opción de enviarlo vivo, crudo o cocido en agua de mar.
Los pescados y mariscos de temporada son la mejor opción para comer sano y sabroso en Navidad. Siguiendo estas pautas, te asegurarás de que mantengan todo su sabor y calidad, incluso después de haber sido congelados.
Cómo congelar marisco para Navidad
Congelar el marisco de la manera adecuada garantiza que puedas disfrutar de su frescura y sabor incluso semanas después de su compra. Con un poco de planificación y siguiendo estas recomendaciones, podrás sorprender a tus invitados con platos exquisitos estas navidades. Pero a la hora de congelar marisco, es importante tener en cuenta que no todos los mariscos son iguales: los crustáceos tienen unas características y los bivalvos otras.
Congelar grandes crustáceos
Cuando se trata de grandes crustáceos, como centollos, bogavantes, nécoras o bueyes de mar, lo primero es asegurarse de comprar el marisco vivo, ya que su frescura es esencial para obtener el mejor resultado tras la congelación.
Antes de meterlos al congelador, es necesario cocerlos como si fueran a consumirse de inmediato. Para ello, es recomendable matarlos previamente, asfixiándolos en agua, y después proceder a la cocción siguiendo los tiempos adecuados para cada especie. Una vez cocidos, se deben envolver cuidadosamente en un paño humedecido con el agua de cocción, lo que ayuda a conservar su humedad natural. A continuación, se protegen con papel film o se colocan en bolsas de congelación herméticas para evitar la entrada de aire.
Es importante prestar atención a la posición en la que se colocan en el congelador, sobre todo en el caso de centollos y bueyes de mar. Estos deben guardarse con las patas hacia arriba para evitar que pierdan el caldo interior, una parte fundamental de su sabor.
El tiempo óptimo de conservación en el congelador para estos crustáceos es de tres a cuatro semanas. Esto permite planificar con antelación las comidas navideñas, asegurando que el marisco conserve toda su calidad. Al descongelarlo, es preferible hacerlo de forma gradual, trasladándolo al frigorífico unas 24 horas antes de cocinarlo.
Congelar pequeños crustáceos
Congelar pequeños crustáceos, como cigalas, gambas o langostinos, es un proceso sencillo, pero requiere seguir algunas recomendaciones para garantizar que mantengan todo su sabor y la textura intacta. En general, es preferible congelarlos en crudo, especialmente si se van a hacer al horno o a cocinarlos a la plancha.
Sin embargo, en el caso de las cigalas, cuando se congelan en crudo, la cabeza puede ennegrecerse ligeramente. Aunque esto no afecta su calidad, puede ser un inconveniente estético. Si tienes pensado cocerlas antes de consumirlas, no hay problema en hervirlas previamente, ya que tras la descongelación estarán listas para servir.
Independientemente del tipo de crustáceo, es muy importante sellar correctamente el producto antes de congelarlo. Utilizar papel film, bolsas de congelación herméticas o, aún mejor, una envasadora al vacío. Esto ayuda a evitar el contacto con el aire y previene la formación de escarcha que podría deteriorar su calidad.
Una de las grandes ventajas de estos pequeños mariscos es su capacidad para resistir bien la congelación, pudiendo conservarse durante seis meses sin perder sus cualidades. De este modo se convierten en una opción ideal para comprar y congelar de cara a la Navidad.
Congelar bivalvos
Congelar bivalvos correctamente no solo es fundamental para preservar su sabor, sino también para evitar posibles problemas de seguridad alimentaria. Estos mariscos de concha, como los mejillones, almejas y berberechos, son un clásico en las fiestas navideñas y, lo mejor, es cocinarlos al vapor antes de congelarlos. Este proceso ayuda a que se abran las conchas, facilitando su preparación posterior y evitando que la carne quede adherida a ambas conchas al congelarse. Congelarlos crudos no es lo más recomendable porque, además del problema de la carne pegada, puede afectar la textura y el sabor una vez descongelados.
Lo más importante es asegurarse de que estén vivos al momento de comprarlos. Congelar un bivalvo que ya esté muerto puede ser peligroso, ya que podría estar en mal estado. Para evitarlo, es necesario revisar cuidadosamente cada ejemplar antes de congelarlo. Además, deben lavarse bien para eliminar restos de arena y cualquier impureza.
Una vez limpios, los bivalvos deben sellarse adecuadamente en bolsas de congelación, papel film o, si es posible, envasados al vacío. Así se evita el contacto con el aire y garantiza una mejor conservación. En el congelador, estos mariscos pueden mantenerse en perfectas condiciones durante un máximo de tres meses.
Es importante tener en cuenta que, tras la descongelación, los bivalvos no aguantan mucho tiempo. Deben cocinarse inmediatamente para disfrutar de su frescura y evitar riesgos. Por otro lado, hay bivalvos que no deben congelarse, como los percebes y las ostras, ya que su calidad se vería muy afectada.
Cómo descongelar el marisco correctamente
Descongelar el marisco de forma adecuada es clave para conservar su frescura, textura y sabor original. El método dependerá del tipo de marisco y su estado, pero siempre debe priorizarse un descongelado gradual para garantizar la mejor calidad.
Para el marisco cocido o sin cáscara, lo más recomendable es sacarlo del congelador uno o dos días antes de su consumo y dejarlo en la nevera. Colócalo en un plato hondo y cúbrelo para evitar que los jugos que pueda soltar se derramen. Además, sitúalo en la parte baja del frigorífico, donde la temperatura es más estable, y evita el riesgo de contaminación cruzada con otros alimentos. Este método permite que el descongelado sea uniforme y que el marisco conserve su textura y sabor.
En el caso del marisco crudo con cáscara, como gambas, cigalas o langostinos, el proceso puede ser más rápido. Una técnica eficaz consiste en sumergir el marisco dentro de una bolsa hermética en un recipiente con agua fría y sal durante aproximadamente 30 minutos. Este método acelera el descongelado sin comprometer la calidad del producto. Una vez transcurrido este tiempo, simplemente escúrrelo bien y estará listo para cocinar.
Es fundamental evitar métodos incorrectos como usar agua caliente o dejar el marisco a temperatura ambiente, ya que esto puede alterar su textura o favorecer el desarrollo de bacterias. Siguiendo estos pasos, podrás disfrutar del marisco en su punto justo, preservando todas sus cualidades para tus recetas más especiales de Navidad.
Cómo congelar el pescado para Navidad
Muchos son los pescados que triunfan en Navidad. Congelarlos es una excelente opción para preservar su frescura y disfrutar de todo su sabor y sus beneficios nutricionales en estas fiestas tradicionales. Además previene de algunos parásitos que en ocasiones se encuentran en el pescado, como es el anisakis. Sin embargo, para garantizar que el pescado conserve todas sus propiedades y sabor, es importante seguir algunos pasos clave en el momento de congelarlo:
Congela el pescado lo antes posible
Si vas a conservar el pescado, evita almacenarlo en la nevera durante varios días antes de congelarlo, ya que, cuanto más tiempo pase, más se pierden sus nutrientes y frescura. Congelar el pescado lo antes posible garantiza que conserve sus propiedades nutricionales al máximo.
Lava el pescado antes de congelarlo
Antes de meter el pescado en el congelador, es fundamental limpiarlo adecuadamente. Lava bien el pescado bajo el agua corriente para eliminar escamas, restos de sangre y cualquier otro residuo que pueda haber quedado tras la pesca. También es necesario retirar todas las vísceras. Además, asegúrate de secarlo bien con un paño o papel absorbente para evitar que la humedad afecte su conservación.
Congela en piezas
Para facilitar su consumo posterior, lo mejor es congelar el pescado en partes o piezas individuales, como rodajas, lomos o filetes. De este modo, podrás descongelar únicamente la cantidad que necesites, evitando tener que descongelar el pescado completo. Además, las piezas pequeñas suelen congelarse de manera más eficiente y rápida, lo que ayuda a conservar su textura.
Colócalo en la zona más fría del congelador
El lugar más adecuado para almacenar el pescado en el congelador es la zona más fría, que generalmente corresponde al primer cajón. Esto garantiza que el pescado se congela rápidamente, lo cual es fundamental para mantener su frescura y evitar la formación de cristales de hielo que puedan alterar su textura.
Envasado hermético
Es importante que el pescado esté correctamente envasado para evitar la exposición al aire, que puede provocar quemaduras por congelación y afectar su sabor. Puedes utilizar bolsas de plástico para congelación con cierre zip, tuppers herméticos o envolver las piezas en papel plástico. Asegúrate de que no quede aire atrapado dentro del envase, ya que podría acelerar el deterioro del producto.
Etiqueta y marca la fecha de congelación
Para llevar un buen control sobre el tiempo de conservación, es recomendable etiquetar los envases con el tipo de pescado y la fecha en que se congeló. De esta forma, podrás asegurarte de que se consume dentro del período recomendado. En general, se sugiere consumir el pescado congelado dentro de los 6 meses siguientes a su congelación, siempre que se haya mantenido a una temperatura constante de -18ºC.
Cómo descongelar el pescado correctamente
Descongelar pescado de forma adecuada es esencial para mantener su sabor, textura y propiedades nutricionales. Aunque existen varios métodos para descongelar, no todos son igualmente efectivos para preservar la calidad del producto. A continuación, te explicamos los mejores métodos para descongelar pescado de manera segura y correcta.
La forma más recomendada y segura de descongelar el pescado es trasladarlo desde el congelador a la nevera. Este proceso permite que el pescado alcance gradualmente una temperatura más elevada, evitando cambios bruscos que puedan afectar su textura y sabor. Colocar el pescado en un recipiente tapado dentro del frigorífico es esencial para evitar que libere líquidos u olores que puedan mezclarse con otros alimentos. Este método puede tardar entre 12 y 24 horas, por lo que lo ideal es sacar el pescado la noche anterior a la preparación. De esta manera, al día siguiente, estará completamente descongelado y listo para que puedas cocinar el pescado correctamente.
Si necesitas descongelar el pescado más rápidamente o has olvidado sacarlo con anticipación, una opción rápida y segura es hacerlo en agua fría. Para ello, coloca el pescado dentro de una bolsa de plástico sellada para evitar que entre agua en contacto directo con el pescado. Luego, sumérgelo en un recipiente con agua fría. Es importante no usar agua caliente, ya que este método puede empezar a cocinar el pescado, lo que afectaría su textura y sabor. En pocas horas, dependiendo del tamaño de las piezas, el pescado se descongelará y estará listo para ser preparado.
Aunque el microondas ofrece una opción rápida de descongelado, no se recomienda usarlo para descongelar pescado. El proceso de descongelado en microondas es más agresivo, lo que puede hacer que el pescado se cocine parcialmente en lugar de simplemente descongelarse. Esto altera su textura y sabor, lo que no permitirá disfrutar del pescado en su mejor estado.