El pescado es bueno para nuestra salud cardiovascular. Lo han establecido diversos estudios a lo largo de la historia y, recientemente, se ha hecho pública una nueva información de parte de los investigadores de la Universidad McGill, de Montreal, Canadá, que demuestra que la protección del corazón con el consumo de pescados es mayor.
Este estudio analizó estudios anteriores, en los que hubieron 408.305 participantes de 19 estudios distintos. Algunas de las conclusiones a las que se llegaron es que por cada porción adicional de 100 gramos de pescado a la semana corresponde a una reducción del 5% en el riesgo de sufrir infartos o bien enfermedades coronarias agudas relacionadas con el corazón. El estudio también estableció que esta reducción de sufrir infartos no dependía de la edad ni del género y que parece ser más beneficioso en la prevención primaria. Los estudios analizados para esta conclusión se realizaron entre los años 1966 y 2013, y fueron de varios países.
En otros estudios, donde se analizan las costumbres de diversas poblaciones mundiales, se llegó a la conclusión de que pueblos como los esquimales y los japoneses, donde el consumo de pescado es mucho mayor que en otros países, presentan menos problemas cardiovasculares que otros grupos poblacionales.
Los mejores pescados para el corazón
De la investigación se desprende que algunos de los mejores pescados para reducir infartos son el atún y el salmón, es decir, los pescados azules, al ofrecer mayores contenidos de ácidos grasos ricos en Omega 3.
También se engloba la caballa, las sardinas o la trucha también al tener las propiedades antes mencionadas. Y es que los pescados azules previenen la aparición de enfermedades que están relacionadas directamente con el corazón y son altamente recomendados por los médicos y nutricionistas durante toda la vida.
Los pescados ricos en Omega 3 combaten el colesterol y otras enfermedades relativas al sistema circulatorio. También se recomiendan para tener una alta memoria y concentración, y son favorables para regular el sistema inmunológico. Aportan vitaminas liposolubles, tales como la vitamina D, vitamina E y vitaminas B y C.
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